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Desarrolla tu músculo estratégico

Escrito por Zubia People & Business | 19/enero/2022
Practicar y practicar y practicar y...
¿Sabías que para alcanzar lo que se llama maestría, o sea una destreza excepcional, en cualquier disciplina se necesitan 10 mil horas de práctica? “Diez mil horas es el número mágico de la grandeza”, dijo hace algunos años Malcolm Gladwell[1], un célebre periodista norteamericano que fue el primero en plantear esa idea, causando revuelo. “La práctica -explicó- no es lo que uno hace cuando es bueno. Es lo que uno hace para volverse bueno”. Intuitivamente su propuesta parecía sólida y, aunque posteriormente se cuestionó, la cifra dejó huella en toda una generación.

 

El concepto de base no era nuevo. La práctica hace al maestro es una de esas creencias que validamos en automático porque la hemos oído y leído cientos de veces, además de que suena lógica, aceptable y digna de ser tomada en serio. Es muy difícil pensar en una actividad en la que la práctica no ayude a perfeccionar el desempeño de quien la realiza.

 

El gym de la mente estratégica

 

El músculo estratégico, que es la capacidad de pensar y decidir como estratega en cualquier momento, también se desarrolla y se fortalece con la práctica, aunque afortunadamente no exige 10 mil horas de trabajo para funcionar adecuadamente.

 

 

 

 

 

De hecho, igual que ocurre con los músculos del cuerpo, hay que trabajar distintos aspectos con base en diferentes rutinas, y hacerlo con perseverancia y disciplina, para alcanzar un desarrollo óptimo de su potencial. En otras palabras, necesitas practicar diferentes habilidades y trabajar ciertos rasgos si quieres contar con un músculo estratégico poderoso. Se trata de lo siguiente:

 

  • Desarrollar una perspectiva amplia, que te permita ver más lejos y en un radio lo más cercano posible a 360 grados, no solo en términos espaciales sino también temporales. Más que nada, consiste en “ver más allá de nuestras narices” al mismo tiempo que podemos visualizar futuros probables.  

  • Cultivar el pensamiento complejo, es decir, buscar las conexiones entre ideas, cosas o eventos aparentemente no relacionados, preguntándote siempre por qué, para qué, cómo y cuándo, y dar rienda suelta a tu curiosidad.

  • Mantener una posición independiente, pensar por ti mismo sin compromiso con las costumbres, las ideas prestablecidas o las presiones de grupo.

  • Actuar siempre pensando en resultados, con iniciativa y proactividad para mantenerte siempre un paso adelante de las circunstancias.

 

“La estrategia competitiva consiste en ser diferente. Significa la selección deliberada de un conjunto de actividades distintas para entregar una mezcla única de valor.”  Michael Porter

 

  • Ser sensible ante el tiempo, porque lo estratégico invariablemente se proyecta hacia el futuro y se basa en el presente, pero la ejecución avanza por etapas y pasos, a veces simultáneos, otras veces en secuencia o iterando, casi siempre de manera escalonada, en entramados complejos de actividades. Hay quien piensa que lo importante de la estrategia es la ejecución, y es claro que lo fundamental de la ejecución es una correcta gestión del tiempo.

  • Tener conciencia de la escasez de los recursos. No solo el tiempo es un recurso escaso; de hecho, puede decirse que en materia de trabajo todos los recursos son siempre escasos en mayor o menor medida. Por eso, un ejercicio básico para la formación del estratega es considerar en todo momento el costo y la disponibilidad de los recursos que aplica a su trabajo y a su vida en general, y pensar cómo pueden hacerse las cosas con menos recursos.

  • Mantenerte bien informado. El pensamiento estratégico requiere conocer con detalle lo que ocurre en el entorno de negocios, y sobre todo entenderlo, para poder visualizar el sentido del cambio con la mayor claridad y el menor margen de error posibles. Toda propuesta estratégica conlleva una apuesta (¿quién se iba a imaginar la pandemia en noviembre de 2019?), pero solo con base en información suficiente y de calidad las apuestas de los estrategas pueden hacerse con el menor riesgo y las mejores probabilidades éxito.

 

La metáfora del músculo es útil e interesante para hablar de la importancia de la práctica en el desarrollo de habilidades, pero no debemos perder de vista que a fin de cuentas lo que buscamos e darle solidez a nuestra mente estratégica. Y desde esta perspectiva la importancia de la práctica es la misma, o incluso mayor, porque en función de la plasticidad del cerebro el florecimiento de la mente es ilimitado.

No es importante cuantificar nuestras horas de práctica ni debe preocuparnos llegar a las 10,000. Lo realmente importante es mantener el foco y seguir “acumulando millas” de práctica.

 

[1] Gladwell, M. 2009. Fueras de serie (outliers). Por qué unas personas tienen éxito y otras no. México: Taurus.

 

Ver también: Mente de estratega