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Planeación estratégica 2024: guía para comenzar y construir un buen plan

Escrito por Zubia People & Business | 12/diciembre/2023

Un plan estratégico realista es un proceso crucial para establecer una dirección clara y alcanzar los objetivos de ventas y marketing. Consejos claves para pensar, planificar y crear uno efectivo y por qué es clave incorporar un partner de servicios experto en planificación. 

 

En el mundo empresarial, para que haya éxito, debe haber un horizonte. Caminar sin una brújula que dirige, e improvisar, puede significar un gran problema a futuro. Para evitar esto, las empresas deben trazar el camino que les permitirá avanzar y crecer.


A esta tarea se le denomina planeación estratégica. Se trata de una guía que determina los objetivos concretos y sus respectivas acciones para alcanzarlos. Este proceso conlleva una serie de pasos que ayudan a las compañías a tener una mirada a largo plazo con detalles que orientan a las personas sobre el camino a seguir.


Actuar solo en el corto plazo no siempre trae buenos resultados. Y hacerlo en soledad, tampoco. En primera instancia, la planeación estratégica contribuye a que las empresas puedan enfocar los esfuerzos para cumplir las metas de mediano y largo plazo. Así es como se expandirán las estrategias comerciales.


En segundo lugar, la planeación estratégica debe estar acompañada por un partner de servicios experto en la materia. Una mirada alternativa, con experiencia, contribuye a ampliar los horizontes. Ya no está presente sólo la visión de la empresa que proyecta su futuro, sino que ahora se abre y se expande con nuevas ideas, objetivos y claridad.

 

La importancia de la planificación estratégica

 

Darle tiempo y dedicación a lo que anhelan y escribir los caminos para llegar a conseguirlo, es muy importante y beneficioso para las empresas en varios aspectos. En primer lugar, en la orientación y dirección. Un plan estratégico proporciona un objetivo claro para la organización. Define las metas a largo plazo, lo que ayuda a todos los miembros del equipo a comprender (y comprometerse) mejor hacia dónde se dirige la empresa y cómo contribuir con ese proceso. 


El segundo punto central es la toma de decisiones informada. La planificación estratégica implica la evaluación de datos, el análisis de tendencias y la identificación de oportunidades y amenazas. Esto permite a la organización tomar decisiones con información y evitar la improvisación, para hacer así un uso más eficiente de los recursos.


El alcance de los objetivos es otra de las grandes metas del plan estratégico. Uno bien diseñado establece objetivos medibles y alcanzables. Esto motiva a los colaboradores al proporcionarles metas claras y un sentido de logro a medida que avanzan hacia la realización de los objetivos estratégicos.


Por otro lado, este documento “del futuro” logra priorizar los recursos y las actividades. Conocer las metas y las acciones a realizar contribuye a identificar las áreas clave en las que se debe invertir más y realizar las actividades más relevantes que aporten a los resultados deseados.


Por último, y no menor, es la mejora en la toma de decisiones. Con un panorama estudiado, una guía que orienta el camino y la seguridad del lugar a donde se quiere llegar, el plan estratégico contribuye a que las decisiones se tomen de manera más reflexiva, informada y coherente. De esta manera, se evitan acciones erróneas, contradictorias o sin conciencia del contexto.

 

Los beneficios fundamentales

 

Así es como la planeación estratégica lleva a numerosos beneficios entre los que destacan:



  • Mayor probabilidad de mantener y garantizar el rumbo de la empresa.
  • Disminución de la probabilidad de distraerse o descarrilarse en metas sin sentido o cortoplacistas.
  • La evaluación y las métricas facilitan la corrección y redirección del rumbo.
  • Los presupuestos y los recursos de la empresa se basan en la estrategia.
  • Alineación entre las diferentes áreas de la organización.
  • Al conocer el camino a seguir, mejora el desempeño de los empleados.
  • Se incrementa la productividad.
  • Contribuye en el posicionamiento en el mercado.
  • Describe metas y objetivos medibles que hacen más sencillo evaluar el progreso del negocio.

 

Fortalecer el músculo estratégico


Una buena manera de mejorar el proceso planeación estratégica es trabajar el “músculo estratégico” con anticipación. Se trata de la capacidad de pensar y decidir como estratega en cualquier momento. Ejercitar este “músculo” contribuirá significativamente al momento de crear el plan estratégico. ¿Por qué? Porque tanto el líder como su equipo, con el tiempo, habrán desarrollado una alta capacidad para pensar estratégicamente que facilitará, sin dudas, el camino a crearlo.


Existen algunos “ejercicios” específicos que contribuyen a potenciar este músculo. El primero de todos es desarrollar una perspectiva amplia, que permita ver más lejos y en un radio lo más cercano posible a 360 grados. Una manera de hacerlo puede ser con un aliado experto en planeación estratégica que, con experiencia y capacidad, ayudará a la organización a ver “más allá de sus narices”.


Cultivar el pensamiento complejo también es una buena manera. Buscar conexiones entre ideas, cosas o eventos aparentemente no relacionados o hacerse preguntas como por qué, para qué, cómo y cuándo, dan rienda suelta a la curiosidad y expanden nuevas y mejores ideas. 


Si bien hay que estudiar a la competencia y analizar los mercados, otra manera de trabajar el “músculo estratégico” es optar por una posición independiente. ¿Qué quiere decir esto? Pensar por sí mismo sin compromiso con las costumbres, las ideas preestablecidas o las presiones de grupo. A esto, se incluye actuar siempre pensando en resultados, con iniciativa y proactividad para mantenerse un paso adelante de las circunstancias.


Por último, estar bien informado. El pensamiento estratégico requiere conocer con detalle lo que ocurre en el entorno de negocios y, sobre todo, entenderlo para poder visualizar el sentido del cambio con la mayor claridad y el menor margen de error posible. En esta oportunidad, un partner puede identificar la información adecuada y de calidad para que las estrategias puedan hacerse con el menor riesgo y mejores probabilidades de éxito.

El análisis del año

 

Una mirada retrospectiva reflexiva es vital para el desarrollo de un buen plan para el próximo año. No se trata de lamentarse de lo que podría haber sido mejor, sino rescatar los aprendizajes que servirán de cara a lo que vendrá. Además de los éxitos (que siempre es bueno recordarlos), también hay que tener una perspectiva crítica sobre los eventos del año. En este sentido, se analizan las métricas clave y datos relevantes que permitirán una comprensión profunda de lo que funcionó y lo que no.


Aquí será fundamental el uso de tecnologías adecuadas para gestionar mejor su abundancia. Una de ellas puede ser HubSpot. Para construir una estrategia efectiva es necesario realizar un análisis detallado de esta información. Definidas las métricas más significativas, se realiza una investigación que ayudará a alinear y dibujar el camino hacia el plan estratégico 2024. 


Así inicia el proceso de evaluación de los logros y objetivos propuestos. ¿Se cumplieron los objetivos establecidos? ¿Qué obstáculos surgieron y cómo se abordaron? Con las metas que no se alcanzaron ¿Qué sucedió? Esta evaluación proporcionará una base sólida para la toma de decisiones estratégicas, identificando áreas de mejora y fortaleza. Siempre con una visión constructiva.  


Es momento de la reflexión. No solo basta con mirar los números. Se requiere de un análisis global que incluye tendencias y patrones en los mercados que tuvieron incidencia en los resultados. Por eso se examina a fondo los factores que contribuyeron al éxito y aquellos que obstaculizaron el progreso. 


¿Hubo cambios en el mercado que favorecieron ciertas estrategias? ¿La ejecución de proyectos estuvo alineada con los valores y la visión de la empresa? ¿Qué nuevas tendencias impactaron este año? Con la experiencia vivida ¿Cuáles serán los patrones o las tendencias de comportamiento que dominarán en 2024? Estas pueden ser preguntas que ayuden a comprender globalmente y de manera profunda los hechos en 2023.

 

La aplicación de los aprendizajes

 

Con todo este proceso, se analizan con más detalle los errores. Comprender que estos son una fuente de inspiración para mejorar a futuro, contribuye en el camino hacia el éxito empresarial. Las empresas deben ver las equivocaciones como oportunidades valiosas de aprendizaje. La mejor forma de identificarlos y corregirlos es estudiar sus raíces, de dónde provienen. Al desentrañar las causas fundamentales, se trabaja específicamente allí para evitar a cometerlos en la próxima planeación.


De la equivocación a los aprendizajes, las empresas comienzan a aplicar las lecciones aprendidas. Esto significa integrar conscientemente las enseñanzas a la hora de realizar el plan estratégico del próximo año.


Por ejemplo, si se identificó que la comunicación interna entre ventas y comercial no fue fluída o clara, porque fueron evidentes los malentendidos, retrasos en la ejecución de proyectos o la falta de alineación en los objetivos, la estrategia 2024 buscará implementar cambios en la estructura de comunicación para fomentar una colaboración más efectiva.


La contracara de los errores son las acciones exitosas. Estas también deben ser consideradas ya que, a la hora de encarar el plan 2024, será importante en términos de su potenciación. Si ciertas estrategias demostraron ser particularmente efectivas, la estrategia 2024 podría ampliar y perfeccionar esas iniciativas para maximizar su impacto.

 

El inicio del plan estratégico

 

Con todo lo aprendido, es comienzo del plan estratégico. Antes del paso a paso, lo primero que hay que tener en cuenta para realizarlo es adquirir paciencia y conciencia. No es una tarea de la noche a la mañana. Requiere tiempo, dedicación y que todas las partes estén involucradas y comprometidas.


A continuación, paso a paso, cómo iniciar y construir un buen plan: 


Paso 1: Definir la misión y visión


La primera etapa en la construcción de un plan estratégico efectivo es definir claramente la misión y visión de la organización. La misión describe el propósito fundamental de la organización, su razón de ser, y responde a la pregunta: "¿Para qué existimos?". 


La visión, por otro lado, proporciona una imagen del futuro que la organización aspira a alcanzar y responde a la pregunta: "¿Dónde queremos estar en el futuro?". Estas declaraciones son fundamentales, ya que establecen el marco de referencia y los valores que guiarán toda la estrategia.


Esto no solo ayuda a reconectarse con el propósito de la empresa sino también conocer el estado actual de la compañía. Es relevante tener una mirada reflexiva de cómo está la compañía externa e internamente con relación a su estrategia comercial, su público objetivo, las fortalezas y debilidades.


Paso 2: Realizar el análisis FODA


Así es como llega el segundo paso: la realización de un análisis exhaustivo del entorno de la organización. El análisis FODA implica evaluar las Fortalezas, Oportunidades, Debilidades y Amenazas que afectan a la organización. 


Las fortalezas y debilidades son factores internos, mientras que las oportunidades y amenazas son factores externos. Este análisis proporciona información valiosa sobre el estado actual de la organización y las tendencias del entorno en el que opera.


Esta etapa ayuda a tomar decisiones estratégicas para empezar a cambiar la situación actual y futura del negocio. 


Paso 3: Establecer objetivos y metas


Con base en el análisis FODA, se deben establecer objetivos y metas claras y específicas. Estos objetivos deben ser medibles, alcanzables, relevantes y con un límite de tiempo (objetivos SMART). 


Los objetivos estratégicos deben estar alineados con la misión y visión de la organización y servir como puntos de referencia que se desean alcanzar a largo plazo. Los equipos deben estar alineados y saber que no se trata de un trabajo en soledad. 


Existen diversos tipos de objetivos que pueden estar vinculados, por ejemplo, a lo financiero, procesos internos y operativos, satisfacción del cliente, marketing y comercial, recursos humanos, entre otros.


Paso 4: Desarrollar estrategias


Una vez que se han establecido los objetivos estratégicos, el siguiente paso es desarrollar estrategias para alcanzarlos. Las estrategias son enfoques amplios que describen cómo la organización planea lograr sus objetivos. 


Deben ser coherentes con la misión y visión, y deben aprovechar las fortalezas de la organización para sacar provecho a las oportunidades y abordar las debilidades y amenazas. Para lograrlo, además, cada persona debe entender cuál será su rol y conocer de qué manera deben contribuir para el cumplimiento de los objetivos.


Paso 5: Plan de acción


Con las estrategias en su lugar, es necesario crear un plan de acción detallado que especifique las tareas, los responsables, los plazos y los recursos necesarios para implementar las estrategias. 


Este plan de acción sirve como hoja de ruta para la ejecución efectiva de la estrategia y garantiza que todas las partes interesadas sepan qué deben hacer y cuándo hacerlo.


El plan de acción es una parte fundamental de la planificación estratégica, ya que convierte la estrategia en acción concreta y permite que la organización avance hacia el logro de sus objetivos. 


Paso 6: Monitoreo y evaluación


El último paso en la construcción de un plan estratégico es establecer un sistema de monitoreo y evaluación. Esto implica la definición de indicadores clave de rendimiento (KPI) que permiten medir el progreso hacia los objetivos estratégicos. 


Se deben programar revisiones periódicas para evaluar el éxito de las estrategias y realizar ajustes según sea necesario para mantenerse en el camino correcto hacia el logro de los objetivos estratégicos.


De esta forma, con este proceso nace una gran hoja de ruta sólida que orientará una planificación estratégica clara, informada y ejecutable que llevará a la empresa al éxito.

 

El día después

 

Claro está que no todo finaliza aquí. Los planes estratégicos no se mantienen estáticos desde su creación. El dinamismo del entorno empresarial actual exige mayor capacidad de adaptación y flexibilidad por parte de las empresas. Esto se ha convertido en un elemento crucial para el éxito a largo plazo. 


La planificación estratégica para el año 2024 debe abrazar estas cualidades como principios fundamentales. Por eso la importancia de trabajar el “músculo estratégico”. Para reconocer la importancia de realizar ajustes, manteniendo la flexibilidad, y cambiar según las circunstancias, realizando evaluaciones periódicas para asegurar la relevancia y efectividad del plan.


Reconocer la importancia de adaptarse a los contextos conlleva a estar alerta a las señales del entorno empresarial, como cambios en el mercado, avances tecnológicos o eventos inesperados. La flexibilidad en la ejecución del plan estratégico es como un activo invaluable. En lugar de aferrarse rígidamente a un conjunto predeterminado de tácticas, las empresas exitosas están dispuestas a ajustarse y cambiar su curso según las circunstancias cambiantes.


Por eso es imprescindible la evaluación constante de la estrategia y el plan. Para eso hay que incluir un proceso periódico de revisión, análisis de datos y retroalimentación. De esta manera se garantiza que la estrategia esté alineada con los objetivos empresariales y las condiciones del mercado. O, en caso de que sea necesario, readaptarse.


La evaluación periódica también implica estar atentos a las tendencias emergentes. Por ejemplo, si una empresa de servicios financieros nota un cambio en la preferencia de los clientes hacia soluciones digitales, podría ajustar su estrategia para incluir más servicios en línea, aprovechando la creciente demanda.


Por último, en la búsqueda del éxito empresarial en 2024, la planificación estratégica debe enfocarse en la construcción de un éxito sostenible a lo largo del tiempo. Esto implica la integración de prácticas y estrategias que no sólo aborden los desafíos inmediatos, sino que también establezcan las bases para el crecimiento sostenible y la resiliencia en el futuro.


En resumen, la visión de un éxito sostenible en la planificación estratégica 2024 implica un enfoque integral que incluye sostenibilidad empresarial, la innovación continua, el desarrollo del talento, la experiencia del cliente y la reputación de la marca. Esto garantizará que la empresa esté bien posicionada para superar los desafíos actuales y prosperar a lo largo del tiempo, alcanzando el éxito a largo plazo.

 

 

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