La inteligencia artificial (IA) transformó la creación y gestión de contenidos en los últimos años. Y hablamos de transformación porque no solo cambió la manera en la que se producen, sino que también ha redefinido el perfil y las habilidades necesarias para quienes se dedican a esta tarea.
Donde antes bastaba con tener una sólida capacidad de redacción o conocimientos de marketing digital, ahora se requiere una comprensión más amplia y profunda de las tecnologías de IA y su aplicación práctica.
En este contexto, resulta fundamental reflexionar sobre cómo los responsables de la gestión y estrategias de contenidos pueden mantenerse vigentes para seguir generando valor en un panorama cada vez más automatizado y digitalizado. Además, es importante comprender que no solo están cambiando el "cómo" se realiza la actividad, sino también el "qué" y el "por qué".
La capacidad de adaptación y aprendizaje continuo es hoy una competencia clave, ya que las tecnologías no solo presentan nuevas oportunidades, sino también desafíos que deben ser abordados con agilidad y perspicacia.
Contrario a los temores iniciales de que la IA podría reemplazar a los creadores de contenido, esta tecnología se ha convertido en una aliada indispensable, y su uso en las áreas de comunicación crece cada año. En 2021, el mercado de la inteligencia artificial en el ámbito del marketing se estimó en US$15,840 millones de dólares. Statista proyectó que el valor aumentaría a más de US$107,500 millones para 2028.
La IA permite automatizar tareas repetitivas, como la curación de contenidos y la generación de informes, liberando tiempo para que los redactores se concentren en aspectos más estratégicos y creativos. Además, facilita la personalización a gran escala, permitiendo a los profesionales adaptar mensajes específicos para diferentes segmentos de audiencia para así aumentar la relevancia y el impacto de sus campañas.
Otra ventaja significativa es la capacidad de la herramienta para ofrecer análisis de datos más profundos. A través de herramientas avanzadas de procesamiento de lenguaje natural y aprendizaje automático, la IA puede analizar grandes volúmenes de información para obtener material relevante sobre las preferencias y comportamientos de la audiencia.
Sin embargo, los creadores deben tener presente que la creatividad y el juicio humano no se pueden sustituir: la inteligencia artificial puede generar textos y analizar tendencias, pero no posee la capacidad para entender el contexto cultural y emocional. Por lo tanto, la visión y la experiencia son indispensables para crear contenido auténtico que conecte con la audiencia.
La adopción de la IA a gran escala provocó una redefinición del perfil del gestor de contenidos. Ya no basta con ser un buen escritor o tener sólidos conocimientos en marketing digital, ahora es fundamental entender cómo funcionan las herramientas de IA y de qué manera pueden ser integradas en el proceso creativo para potenciar el rendimiento.
Algunas de las habilidades nuevas requeridas son:
Lo que plantea esta nueva realidad es que la inclusión de la inteligencia artificial en la gestión de contenidos representó un cambio significativo, pero no necesariamente disruptivo o negativo. En los hechos, en lugar de competir con la creatividad humana, la IA ofrece oportunidades para enriquecer la producción de contenidos. Así, los creadores pueden ver estas herramientas como una oportunidad y no como una amenaza.
En última instancia, el valor que aporta la IA dependerá de cómo se utilice. Aquellos que vean la herramienta como una técnica para potenciar sus habilidades creativas y estratégicas encontrarán nuevas formas de destacar y aumentar su productividad.
La clave está en mantenerse curioso, abierto al aprendizaje y dispuesto a explorar las posibilidades que la IA tiene para ofrecer.
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